lunes, 22 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 9 DE AGOSTO


LA CONSTANCIA DE LA FE

“A fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos

que por la fe y la paciencia heredan las promesas”

Hebreos 6:12
El premio no es para los que empiezan la carrera, sino para los que corren

hasta alcanzar la meta. Muchos empiezan pero no todos acaban. Muchas

ideas, proyectos y planes grandiosos se han visto frustrados. Muchas ideas

que Dios ha dado se quedan en el embrión. Nunca se pusieron en marcha.

Nadie ha puesto poder en la palabra, nadie ha invertido ni se ha sacrificado

para que puedan realizarse. Se ha activado la ejecución de otros planes.

Pero al cabo de un tiempo el fervor se apagó. Fue solamente el entusiasmo

de un corto tiempo. Nuevamente otros se sostienen algo más en el tiempo,

pero por fin se pierde el control y todo muere totalmente. ¿Qué es lo que

sucede? Varias cosas. Se ha perdido el foco. Se ha dejado de poner la vista

en Jesús, se ha dejado de poner atención a Su palabra y de seguir Su voz.

Tal vez la respuesta a la oración tarda. Algunos no quieren sentarse mucho

tiempo en la
sala de espera de la respuesta a la oración, resulta triste y

aparentemente nada ocurre. Otros se vuelven inquietos, impacientes,

irritados y decepcionados. Las cosas no salen como yo quiero, de la forma

que quiero y con las personas que yo quiero. Dios no sirve a nuestra carne.

Por el contrario, Él es el dador de todo bien. Dios es digno de toda

confianza, Él es fiel.

Nosotros, en cambio, a menudo somos poco fiables y a veces Dios prueba

los motivos de nuestro corazón. Lo que Él desea es que nuestro corazón

esté firme en nuestra relación con Él. Su entrega siempre es firme hacia

nosotros. El tiempo no es realmente tiempo para Él, solamente lo es para

nosotros. Y si somos perseverantes nos dará lo que nos ha prometido. Su

fidelidad y generosidad sobrepasa todo lo demás.

Ulf Ekman

ORACIÓN:
Gracias Señor que siempre puedo confiar en Ti. Gracias

por Tu fidelidad, Tu generosidad y el inmenso cuidado con tus hijos

cada día. En el Nombre de Jesús
¡AMÉN!

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