sábado, 27 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 26 DE AGOSTO

LA GRANDEZA DEL PERDÓN

“Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti,

repréndele; y si se arrepintiere, perdónale.
4Y si siete veces al día

pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me

arrepiento; perdónale” Lucas 17: 3-4.

Existe un gran poder en el acto de perdonar. Sin el perdón nunca

hubiéramos tenido contacto con Dios, y mucho menos comunión con Él. En

el corazón de Dios estaba el perdón cuando por amor envió a Su Hijo al

mundo. Cuando Jesús realizó Su obra en la cruz abrió el camino al Padre

para que al hombre le fuera perdonado su pecado; sus más viles pecados.

El perdón ha sido ya otorgado. Por medio de la muerte redentora de

Jesucristo todos los seres humanos están incluidos.

Hoy todos los hombres están perdonados de todos sus pecados. La

pregunta no es si Dios quiere perdonar. La pregunta es si nosotros

queremos aceptar el perdón que ya nos ha sido dado. El problema no es

que Él no está dispuesto, sino nuestra resistencia a humillarnos y recibirlo.

De la misma manera como Él nos ha perdonado, nosotros debemos

perdonar a los demás. Debemos borrar las ofensas del registro donde las

guardamos. No podemos ni debemos estar continuamente trayendo a la

memoria los errores o faltas que otros han cometido contra nosotros. Esto

solo destruirá nuestra propia vida. Siempre habrá cosas que otros han

hecho contra ti. No las tengas en cuenta contra ellos. Por el contrario,

perdona de antemano y cuídate de echarlo todo al mar del olvido lo antes

posible. Si no, tu mente sufrirá decepción, sospecha, cinismo, amargura y

por fin, perderás la alegría en tu vida. La oposición y falta de cooperación

de los demás no detiene el plan de Dios para tu vida. ¡Pero la falta de

perdón sí! Y nunca olvides que por mucho que tú perdones, es como una

brizna de polvo en comparación con lo infinitamente más que Dios te ha

perdonado a ti.

Ulf Ekman

ORACIÓN:
Gracias Padre por tu perdón infinito. Vez tras vez has

perdonado mis faltas y fracasos. No tengo suficientes palabras para

darte gracias por tu amorosa generosidad al perdonar y olvidar mis

pecados. En el Nombre de Jesús
¡AMÉN!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.