lunes, 22 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 12 DE AGOSTO

EL REINO DE LOS CIELOS

“Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es

semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo”

Mateo 13:24

Una y otra vez Jesús habla del reino de los cielos. Es el reino de allá arriba.

El reino de Dios, donde Dios es el centro. Es un reino eterno, no es

temporal. Es un reino que permanece firme, no es cambiante o que perece.

Es el reino de Dios, con Dios y para Dios; no del hombre, con el hombre, ni

para el hombre. Es el reino de Dios con hombres que han encontrado a Dios

y de ahí a sí mismos. Es un reino que refleja todo lo que Dios es, donde Su

cercanía, Su esencia y carácter llenan cada esquina, cada rincón, cada

hueco. Un reino es como su rey, su gobernante. La personalidad del

soberano, su temperamento y propiedades caracteriza totalmente su reino.

Los reinos de los hombres se caracterizan por sus ambiciones, su

imposición, su ansia de poder, conflictos y batallas. Por esto surgen peleas,

envidias, odios, crímenes y guerras. Todo esto sale del interior del hombre,

dice Jesús en Marcos 7.21-23:
(“Porque del corazón de los hombres,

salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los

homicidios,
los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la

avaricia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.
Todas estas

maldades de dentro salen, y contaminan al hombre”)
y contamina el

reino del hombre. De Dios procede la vida, la pureza y el amor. De ello

está lleno Su reino, por eso Su reino es tan diferente. Que el reino exista es

una gran cosa, pero lo que el reino es aún es más importante, ya que lo

que en él se encuentre forma parte de lo que él es. El corazón del Padre

llena el reino de los cielos, y todo el que entra en el reino tiene contacto con

Él y es partícipe de lo que hay en el corazón del Padre. El hombre no ha

sido creado para su propio reino, ese reino ha sido su desgracia. El hombre

ha sido creado para un reino eterno. Solo ahí nos sentimos en nuestro

hogar. Ahí encontramos nuestro lugar. Ahí nos realizaremos como

verdaderamente somos.

Ulf Ekman

ORACIÓN:
“Dios Padre, gracias por Tu reino. Gracias porque es

celestial, eterno, bueno y maravilloso; y gracias porque hay lugar

para mí por medio de Jesucristo. En Su Nombre.
¡AMÉN!

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