lunes, 29 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 27 DE AGOSTO

PERDÓNATE A TI MISMO

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” Mateo 22:39b

Muchos pueden perdonar a los demás y hasta aceptan el perdón de Dios,

pero a pesar de ello no se perdonan a sí mismos. Tal vez te has puesto en

ridículo a los ojos de otros. Tal vez te has presentado así ante las demás

personas. Has perdido sus oportunidades o incluso las has destruido. Y

ahora, sientes como que el tren ha pasado, que la vida se ha esfumado y

no puedes perdonarte a ti mismo. Pero esto es erróneo. ¿Acaso somos más

grandes que Dios? Si Dios puede perdonarnos ¿por qué no podemos hacerlo

nosotros mismos? Puedes sentirte aún peor cuando caes en pecado, te

levantas, caes de nuevo y vuelves a levantarte solamente para caer una y

otra vez. Al final uno solamente desea abandonar y darse por vencido hasta

el punto de casi caer en un pecado aún más grave, aunque uno mismo lo

aborrezca. Así se aumenta el desprecio y la vergüenza de uno mismo. Esto

puede aumentarse hasta el odio o la autodestrucción por querer castigarse

a sí mismo.

Uno sabe que Dios es bueno, pero pone de manifiesto todas sus caídas en

pecado como una muestra de que no es digno de ser amado. Justamente

esta es la idea destructiva:
no soy digno de ser amado. Uno cree que no

es digno de quererse a sí mismo. Ahí está la raíz. En la autoestima o el

amor propio se encuentra escondido el legalismo. Creemos que debemos

ser de una manera que podamos ser dignos de ser amados. Para mí mismo

debo hacer méritos de amor propio, pero nunca hago lo suficiente, de

manera que solo queda el auto-desprecio. Una y otra vez me presiono, me

paralizo y me deprimo, para finalmente darme por vencido.

Pero en medio de todo esto brilla el sol de la gracia y del amor. A pesar de

tus debilidades, a pesar de tus errores, y tus caídas en pecado, brilla el

amor de Dios sobre ti. Él verdaderamente te ama y puedes amarte a ti

mismo, entonces podrás amar a los demás.

Ulf Ekman
ORACIÓN:
Señor, líbrame de mi mismo para que cuando me mire, te

vea a ti en mi lugar, porque en ti y no en mí, se encuentra la

esperanza. En el Nombre de Jesús

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.