miércoles, 3 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 14 DE JUNIO

ESTAR CRUCIFICADO

“Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus

pasiones y deseos” Gálatas 5:24.

Para vivir la vida del Espíritu y seguir al Espíritu de Dios necesitamos vivir

crucificados con Cristo. Esto significa que cuando la carne “se levanta” yo

debo, en vez de darme por vencido, mostrar la cruz a la carne; quiere

decirse, morir a ella. El superabundante poder espiritual interno no puede

liberarse mientras la carne esté estorbando en el camino, dominando o

usurpando su lugar. Si mi verdadera confianza está puesta en otra cosa que

no sea Dios, la superabundante vida no puede fluir a través de mí. Si

descanso en mis habilidades, capacidades y experiencias; si estoy orgulloso

de mi conocimiento, posición, espiritualidad o comunidad a la que

pertenezco la carne se opondrá al espíritu.

Naturalmente que Dios puede bendecir a otros por medio de mí, pero yo

mismo no llego a entrar plenamente en la vida que Dios ha diseñado para

mí. Para que esto pueda realizarse debo vivir crucificado a todo aquello que

a menudo es tan importante para nosotros los humanos. Aquello que

realmente son los dioses secretos que hay en el corazón del hombre.

Aquello de lo que uno rehúsa prescindir, rehúsa dejar de confiar en ello. El

orgullo, la capacidad propia, confianza en el grupo, ansia de poder,

negativismo, desconfianza, deslealtad, culto a Mammón (amor al dinero),

sensualidad y otros, todo ello hay que clavarlo en la cruz. El resultado no es

una vida envuelta en la mortaja del sepulcro, sino una vida revestida en el

poder de la resurrección. Entonces es fácil para la vida del Espíritu fluir

hacia fuera. La falsa confianza ha sido quitada. Cuando uno se siente débil y

necesitado, en todas esas ventanillas de necesidad aparece el Espíritu con

Su vida, Su poder, Su cercanía, Su sabiduría, Su dirección.
Esta es la vida

mejor.

ORACIÓN:
Dios mío, muéstrame lo que debo crucificar de mi vida

para que la tuya pueda brotar fuera de mí. En el Nombre de Jesús

¡
AMÉN!

Ulf Ekman

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