domingo, 7 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 28 DE JUNIO

EL YELMO DE LA SALVACIÓN

“Y tomad el yelmo de la salvación…” Efesios 6:17 a

Dios nos ofrece una fuerte protección para nuestra mente, nuestros

pensamientos, sentimientos y nuestra voluntad. Él quiere guardar nuestra

vida espiritual. El yelmo de la salvación protege nuestra alma, nuestra

mente. Cuán a menudo no nos surgen pensamientos negativos, alicaídos,

temerosos y recelosos en nuestra mente. Sin el yelmo de la salvación nos

quedamos desnutridos en nuestros pensamientos, y todavía peor, creemos

en todo lo que pensamos, presentimos o recelamos. Si nuestros hijos llegan

tarde a casa, a veces llegamos a dar varias vueltas al mundo con terribles

fantasías y creemos que ha sucedido lo peor. Cuando a la postre llegan, se

demuestra que toda la inquietud y el temor han sido producidos por una

reflexión mental equivocada. Es muy fácil ser engañados por una mente

inquieta.

Antiguamente los pilotos que eran derribados al entrar en ciertas

tormentas, lo eran porque creían más en lo que su mente decía que en lo

que decían los instrumentos. El yelmo de la salvación protege nuestra

mente. La justificación tiene más que ver con la fe de nuestro corazón; la

salvación tiene que ver con la confesión de nuestra boca (Romanos 10:9-

10). Y la boca está en la cabeza. Es decir, que tu hablar es cuidado cuando

tu vida mental está protegida. Lo que piensas es lo que hablas. Alguien

tenía una buena consigna en su pared: “no juzgues todo lo que ves, no

creas todo lo que oyes, ni digas todo lo que sabes”.

Nos ha llegado mucha miseria a través de mentes obsesivas y poco

estables que no se han protegido con el yelmo de la salvación, sino que se

han permitido dar rienda suelta a cosas que después se han podido

demostrar que eran excesivas y hasta falsas.

Ulf Ekman

ORACIÓN:
Gracias Señor porque Tú tienes una fuerte protección

para mi mente, para mi pensar y mi hablar. Permite que los

pensamientos de mi corazón y el hablar de mi boca te agraden a Ti.

En el Nombre de Jesús
¡AMÉN!

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