“Y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar,
3y
todos comieron el mismo alimento espiritual,
4y todos bebieron el
mismo alimento espiritual,
4y todos bebieron la misma bebida
espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la
roca era Cristo.
5Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo
cual quedaron postrados en el desierto” 1ª Corintios 10:2-5.
Moisés el libertador sacó al pueblo de Egipto. Pero no consiguió que Egipto
saliera del pueblo. Ellos le siguieron, aunque en otro sentido no lo hicieron.
Caminaban hacia la tierra prometida, pero deseaban volver a las ollas de
carne de Egipto. Hicieron como Moisés dijo, pero sin embargo vivieron en
una continua rebeldía. Dios estaba con Moisés. Moisés estaba con el pueblo,
pero el pueblo no estaba con Dios. Moisés hizo milagros poderosos. Dios
confirmó su vida y ministerio.
El pueblo estaba dispuesto a seguirle cada vez que el Señor se manifestaba
de forma espectacular. Pero cada vez que pasaban por una prueba se
rebelaron. Dios había pensado que pasaran 40 días en el desierto, el mismo
tiempo que tardó Elías en ir de Israel al monte Horeb. Pero para los hijos de
Israel les llevó 40 años, y la gran mayoría nunca lo lograron. Sus vidas
fueron transformadas de una vida emocionante, llena de milagros, a una
vida de desánimo, de autocompasión, rebeldía y lucha por la supervivencia.
Y este pueblo era el que Moisés tenía que dirigir. Él, que había visto a Dios
por la espalda, que había participado en tremendos milagros y hablado con
Dios cara a cara, se encontraba guiando un pueblo que se dolía y quejaba
por todo. Que aprovechaba cualquier ocasión para pecar y rebelarse y fallar
a Dios, de forma que al final, no tiene en ellos complacencia. Cada día Su
gracia fue suficiente. Cada día hizo nuevos milagros, pero el pueblo todavía
se quejó y de esta manera mostró que hiciera lo que hiciera Dios, no
querían saber nada de Él. Imagínate estar tan cerca, y a la vez tan lejos.
Ulf Ekman
ORACIÓN:
Dios mío, examina mi corazón y mis pensamientos y ve si
estoy en un camino de perversidad y guíame por el camino eterno.
No permitas que mis actitudes me roben la vida que Tú me has
dado. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.