lunes, 22 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 27 DE JULIO

EL PUEBLO EN EL DESIERTO

“Y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar,
3y

todos comieron el mismo alimento espiritual,
4y todos bebieron el

mismo alimento espiritual,
4y todos bebieron la misma bebida

espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la

roca era Cristo.
5Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo

cual quedaron postrados en el desierto” 1ª Corintios 10:2-5.

Moisés el libertador sacó al pueblo de Egipto. Pero no consiguió que Egipto

saliera del pueblo. Ellos le siguieron, aunque en otro sentido no lo hicieron.

Caminaban hacia la tierra prometida, pero deseaban volver a las ollas de

carne de Egipto. Hicieron como Moisés dijo, pero sin embargo vivieron en

una continua rebeldía. Dios estaba con Moisés. Moisés estaba con el pueblo,

pero el pueblo no estaba con Dios. Moisés hizo milagros poderosos. Dios

confirmó su vida y ministerio.

El pueblo estaba dispuesto a seguirle cada vez que el Señor se manifestaba

de forma espectacular. Pero cada vez que pasaban por una prueba se

rebelaron. Dios había pensado que pasaran 40 días en el desierto, el mismo

tiempo que tardó Elías en ir de Israel al monte Horeb. Pero para los hijos de

Israel les llevó 40 años, y la gran mayoría nunca lo lograron. Sus vidas

fueron transformadas de una vida emocionante, llena de milagros, a una

vida de desánimo, de autocompasión, rebeldía y lucha por la supervivencia.

Y este pueblo era el que Moisés tenía que dirigir. Él, que había visto a Dios

por la espalda, que había participado en tremendos milagros y hablado con

Dios cara a cara, se encontraba guiando un pueblo que se dolía y quejaba

por todo. Que aprovechaba cualquier ocasión para pecar y rebelarse y fallar

a Dios, de forma que al final, no tiene en ellos complacencia. Cada día Su

gracia fue suficiente. Cada día hizo nuevos milagros, pero el pueblo todavía

se quejó y de esta manera mostró que hiciera lo que hiciera Dios, no

querían saber nada de Él. Imagínate estar tan cerca, y a la vez tan lejos.

Ulf Ekman

ORACIÓN:
Dios mío, examina mi corazón y mis pensamientos y ve si

estoy en un camino de perversidad y guíame por el camino eterno.

No permitas que mis actitudes me roben la vida que Tú me has

dado. En el Nombre de Jesús
¡AMÉN!

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