lunes, 22 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 30 DE JULIO

LA SOLEDAD DE SANSÓN

“Y ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un

hombre, quién le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella

comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de
Y le dijo:

¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño,

se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no

sabía que Jehová ya se había apartado de él” Jueces 16:19-20.

Sansón era un hombre de una gran fortaleza. El don de realizar milagros

funcionaba en su vida. También tenía una poderosa revelación de Dios. Pero

vivía sólo. Fue dónde quiso e hizo lo que le apetecía. Nadie tuvo la

oportunidad de hablarle a su vida. Ningún hermano parece que residiera

cerca de él. Ningún profeta le habló. Ningún discípulo le siguió. Sansón

vivió su vida a partir de los dones que Dios le había otorgado y Dios le usó,

pero él no formaba parte de la comunidad. Seguro que se consideraba más

espiritual que todo Israel. Pues él tenía la unción sobre sí; las disputas,

quejas e incredulidad de Israel le importaban poco. Éstos incluso habían

tratado de entregarle al enemigo. Desde su unción se mantuvo aislado y no

hizo uso alguno al respecto. Tal vez para que su debilidad por las mujeres

no fuera puesto en evidencia.

Toda comunión espiritual es provechosa por imperfecta que sea. La

comunión nos protege. La comunión nos expone. La comunión nos exige

responsabilidad. Sin ella crecemos sin riendas, como caballos salvajes,

como árboles frutales sin podar. Nos exponemos a perder el fruto. En el

momento de la tentación, y muchos otros que como Sansón han sido

tentados, estaban solos como él. Nadie pudo advertirle, ni amonestarle ni

ayudarle. Los dones espirituales no ayudan cuando el pecado se ha

constituido en un estilo de vida. Dormirse en las rodillas del mundo nos

borra la visión espiritual y nos convierte en el hazmerreir del mundo.

Mientras todo nuestro esfuerzo se circunscriba al pan de cada día, nuestra

vida será una tragedia. Podría haberse evitado que ocurriera si Sansón no

se hubiera aislado y escogido permanecer solo. Nadie vive para sí mismo,

nos pertenecemos unos a otros y vivimos los unos para los otros.

Ulf Ekman

ORACIÓN:
Señor protégeme de mis áreas fuertes y débiles y

ayúdame a no aislarme de las personas que pueden ayudar y hablar

a mi vida. En el Nombre de Jesús
¡AMÉN!

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