domingo, 7 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 3 DE JULIO

NUESTROS PIES NECESITAN LAVARSE

“Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies,

pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos”

Juan 13:10.

Con los pies tocamos este mundo por eso se ensucian. Aunque nos

bañemos los pies se ensucian. Esto es una imagen de cómo fuimos lavados

por Dios cuando vinimos a Cristo. Pero en nuestro caminar aquí en el

mundo cometemos errores y continuamente necesitamos el perdón de

pecados y la limpieza en la sangre de Jesús. No necesitamos ser salvos de

nuevo cada vez que cometemos un error pero impedimos la comunión con

Dios. Es como cuando un niño hace algo mal. Continúa naturalmente siendo

un hijo de la familia pero la relación con los padres está forzada. Por eso

necesitamos continuamente lavar nuestros pies. Nadie se escapa de

ensuciarse con el ruido de este mundo, sin embargo, en vez de ir dando

vueltas sintiéndonos continuamente condenados, despreciándonos y con

miedo, debemos dejarlo todo delante del Señor y clamar al poder de

limpieza de la sangre de Jesús.

Un operario que trabaja en un taller no se avergüenza de lavarse vez tras

vez. Volverá a ensuciarse de nuevo. Lo mismo nos sucede a nosotros. La

santificación no es aislarse de todo el mundo; es aprender a vivir libre de

ello. Porque cuando empieza a gustarme la basura vengo a ser dependiente

de ella y acabo defendiéndola, es entonces cuando se inicia el problema.

Jesús está más que dispuesto a lavar nuestros pies, no solamente una vez,

sino muchas veces; es cuando nos enorgullecemos no permitiéndole que lo

haga que tenemos dificultades.

Ulf Ekman

ORACIÓN:
Gracias Señor por el enorme cuidado que tienes de mí.

Gracias porque me amas tanto que estás continuamente dispuesto a

limpiarme. En el Nombre de Jesús
¡AMÉN!

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